
Beukelaer por aquel entonces estaba prometido con la Bella princesa de la casa de las Oreo pero como no podía compartir lecho con ella, entre ambos se interponía su fiel críada Montepinos y la cortesana del reino... que más tarde habría de convertirse en la futura prometida del príncipe pero esa es otra historia que suena con Manolo García de fondo.
La primera noche transcurrió sin muchos sobresaltos, y a la mañana siguiente todo el séquito partió a conocer la ciudad. Mientras el grupo esperaba impaciente su medio de transporte decidió medir paradas de autobús que es una costumbre muy sana y muy madrileña. Cuando hubo llegado el carruaje tuvo lugar primero un paseo de reconocmiento con uno de los lugareños

A la causa se le sunió el palote de Álex el lugareños de ojos azul paquete de galletas, que no son como los palotes Beukelaereños, son extra grandes y dan juego para estard e coñitas toda la tarde. El séquito se tomó fotografías en un río famoso por caer en los exámenes de geografía y jugo al tula, el juego oficial del reino de Beukelaer. El paseo y el juego les llevaron a una fantástica posada sacada de un libro, El pony pisador, donde pudeiron disfrutar de el buen rolismo friki y de unos deliciosos batidos extra grandes con metal de fondo y donde el posadero era de lo más simpático.
La moneda oficial del reino de Beukelaer un Beuki
Por la noche a parte de cenar unas maravillosas tortas bocadillos por un módico precio 4 euros ( 2 beukis) y luego todo el séquito se desplazo a un baile donde montepinos el apuesto médico del príncipe se invitó a unas rondillas, puesto que era el único que tenía un trabajo serio. Tras un incidente con gritos por medio y varias copas todo el séquito decidió recogerse y mirmir para a la mañana sigueinte realizar otro paseo de exploración por la ciudad. No sin antes disfrutar de una comida en familia con migas de por medio. Ese día el séquito estaba más cansado que un pueblo en fiestas y se recogió pronto para a la mañana siguirnte visitar más en profundidad con el noble Padre del hospedador, la ciudad. En la mezquita de Córdoba (el Ikea de los ricos) el príncipe tomó algunas ideas para decorar su castillo.
Por último para rematar la despedida de esta ciudad, el príncipe y sus compañeros aceptaron la invitación del noble padre y comieron cosas típicas de esta mágica ciudad llamada Gordo va.
Un bonito e interesante viaje.
Este humilde narardor no peude despedirese sin contar el chiste que se le ocurrió una mañana al levantarse:
- Mamá mamá no quiero desayunar
- Hijo comete los cereales que me crispis!!
Saludos y reverencias